Aquí estamos, disfrutando el paraiso momentaneo que unos dólares pueden pagar. Luego vendrá el remordimiento y la resaca. Estoy solo, si, totalmente, pero que busco, lo encontraré acá... parece que hoy no será mi noche.
De pronto, veo caminar hacia mí una angel de la perversión, una mujer blanca de ojos negros y cabello negro casi hasta la cintura, con una cintura en la cual podría empezar mi ritual de perdición.
Soy débil, pago y me la llevo a un hotel.
miércoles, 12 de diciembre de 2007
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